Visita guiada Madrid curioso

La salida que hemos organizado por Madrid no ha podido gustarnos más.

Os queremos dejar algunas curiosidades que hemos aprendido:

La puerta del sol se llama así porque antiguamente había una puerta (hasta el siglo XV) y del sol porque al estar al este la puerta era lo primero que se iluminaba. (Una de las leyendas)
El reloj de la puerta del sol tiene el 4 con cuatro palitos en vez de “IV” . Simplemente por estética en todo europea. Solo Rusia lo hacía “bien”. Actualmente en otros sitios han cambiado al modelo a la rusa, como en Londres, pero aquí sigue igual.
En 1910 hubo una cosecha muy grande de uva, entonces vinieron a Madrid a venderlo muy barato. A raíz de esto surge el tomar uvas con las campanadas.
Las campanadas obligatoriamente tienen que durar 3 segundos.
La casa de correos, debajo del reloj. De ahí salían todas las cartas. Por eso se puso un punto que a día de hoy es el km0
La calle arenal es la única calle que no ha cambiado nunca su nombre. ¿Por qué? Porque había un río que se secó y se quedó lleno de arena.
El museo del ratoncito Pérez está en la calle arenal. Alfonso XIII era muy aprensivo. Como se le iba a caer un diente le cuentan un cuento. El museo antiguamente era una confitería y por eso se dice que el ratoncito vive en una caja de galletas.
En la plaza mayor es la primera vez que se construye hacia arriba, la primera vez que se vive en “comunidad”.
Los vecinos y vecinas tenían obligación de ceder sus balcones a la realeza cuando había espectáculos en la plaza: toros, teatros, ejecuciones… por eso se dice “servidumbre del espectáculo”
Felipe II es el que decide que Madrid va a ser la capital de España. Al pasar esto empieza a llegar todo el mundo, no hay casas para tanta gente, crean una ley para que las casas que se puedan dividir en dos la gente esté obligada a ceder una parte a funcionarios. Por este motivo la gente empieza a construir casas que no se puedan dividir.
Y os dejamos un dato para que investiguéis como nosotras… El oso y el madroño. Ni es oso, ni madroño. ¿Por qué?

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